Una desaparición, asesinatos, investigación policial, un misterio… Con estos ingredientes es imposible no cocinar un buen libro, como es Te veré esta noche (DeBolsillo). Una novela con la que su autora, Susana Rodríguez Lezaun, consigue atrapar al lector desde la primera línea.
La novela arranca con una misteriosa desaparición.
Así es. Raquel Gimeno regresa a Pamplona con su familia al completo: su marido, Íñigo Lizalde, sus dos hijos de ocho años, Maite y Markel, y su madre, Leonor. En un momento del viaje el sueño la vence y se duerme. Cuando despierta está sola dentro del coche, en medio de un descampado, y toda su familia ha desaparecido sin dejar rastro. A partir de aquí arranca “Te veré esta noche”.
Ha conseguido escribir una buena novela, con altas dosis de intensidad. ¿Cómo se logra mantener la tensión narrativa durante todo el texto?
Creo que es lo más complicado, mantener en el lector las ganas de seguir leyendo, que la tensión no decaiga, pero sin alcanzar el punto de “agobiarlo”. Pienso mucho la estructura de la trama, intento repartir las historias personales y la investigación policial a lo largo de las páginas para que el relato siga siendo interesante y, sobre todo, me esfuerzo por meter al lector dentro de la historia, que se sienta parte de la narración, coprotagonista de todo lo que pasa. Para eso, quiero que vea, que huela, que sienta lo mismo que los personajes.
¿Por qué el pasado está tan presente en la novela?
Porque el pasado es, en gran parte, nuestro presente. Digo en un momento de la novela que el mañana no existe, sólo es una promesa de el minuto siguiente existirá, pero en realidad es algo sin construir, como tampoco existe el pasado, que sólo es un recuerdo. Sin embargo, todo lo que nos ocurre nos marca y condiciona nuestro presente. Las expectativas frustradas o cumplidas, los traumas y las alegrías, el dolor… El pasado nos da forma como personas, queramos o no. Tenemos que aprender a vivir con el pasado, asumirlo, aprender y avanzar. No vale beber para olvidar, o medicarse para asumir lo que ocurrió. Es difícil, pero es algo que el ser humano debe hacer. No le queda otra.
¿Por qué ha querido estructurar el libro en una cuenta atrás?
En una desaparición, cada minuto cuenta. Quería que el lector me acompañara en la carrera trepidante que es la búsqueda de la familia desaparecida, y en la alocada carrera en la que se convierte la huida de Irene Ochoa, el segundo pilar de la novela. La cuenta atrás puede ser lo que nos queda de vida, o lo que falta para recuperarla. He intentado dar a la novela un ritmo rápido, que cada capítulo sea un día completo visto desde todos los puntos de vista.
¿Qué papel le deja al lector en la novela?
Mi intención es que me acompañe en cada paso. No le oculto nada, ni en esta ni en mis anteriores novelas. El lector sabe lo mismo que los protagonistas, ve lo mismo que ellos, los acompaña a lo largo de toda la novela, sin trampas. Para mí, el lector no es un espectador, sino un actor necesario.
¿Considera necesario que la personalidad de sus personajes varíe con la evolución de sus vidas a lo largo de su saga?
¡Es imprescindible! Como decía antes, lo que nos ocurre en la vida nos marca de un modo u otro, moldea nuestra personalidad, y lo mismo les pasa a los protagonistas de mis novelas. Creo que unos personajes que tienen el recorrido de David Vázquez e Irene Ochoa, por ejemplo, deben comportarse de una forma concreta, marcados como están por unos acontecimientos tan trágicos. Deben ser verosímiles, creíbles para el lector. Están condicionados por su pasado y por sus actos presentes, y una de mis mayores preocupaciones durante la redacción de esta novela ha sido precisamente que su comportamiento y su actitud esté acorde con todo lo que les ha sucedido. Lo contrario sería demasiado irreal para un lector de novela negra.
El fuerte de San Cristóbal con su olor, humedad, oscuridad, ilustra el texto y permite que el lector bucee en su historia.
El fuerte de San Cristóbal y lo que allí sucedió durante la Guerra Civil y los años posteriores sigue siendo un gran desconocido para la mayoría de la población navarra, a pesar de que as distintas asociaciones por la memoria histórica están sacando muchas cosas a la luz en los últimos años. Yo tuve la suerte de poder acceder al interior de esa impresionante construcción acompañada por dos militares. Lo que hay allí dentro es impresionante, y su historia, aún más. Lo que al principio iba ser un simple escenario de mi novela acabó convirtiéndose casi en un personaje más, porque el fuerte “habla”, cuenta el dolor que se vivió allí dentro, el terror de quienes esperaban escuchar su nombre cada amanecer, sabiendo que sería la última vez que verían el sol, la desesperación de quienes protagonizaron la mayor fuga de una prisión militar en la historia, en todo el mundo, un hecho que se ha silenciado durante décadas.
Allí dentro se respira el miedo, y es lo que he intentado transmitir al lector. Angustia y miedo.
Entiendo que, como autora, le gustan los libros que sorprenden al lector, como sucede en Te veré esta noche.
Así es. Aunque como lectora soy omnívora, leo tanto novela negra como narrativa, historia, ensayo, libros de cine y música e incluso un poco de poesía, reconozco que los que más me gustan son aquéllos que consiguen sorprenderme, de una u otra forma, o bien por un giro de verdad inesperado, por la contundencia de sus personajes, por lo innovador de la historia… Reconozco que a estas alturas ya es difícil sorprenderme, pero todavía hay libros que consiguen dejarme con la boca abierta, y eso para mí es un regalo maravilloso. Ojalá lo haya logrado yo con algún lector.
¿Se plantea salirse del cauce novelístico negro o sería un desacierto?
Tengo muchas historias en mi cabeza, es un hervidero de tramas. Unas son negras, policiacas, y otras no tanto, aunque tengo que reconocer que no me veo en algunos géneros concretos, como el histórico, que respeto mucho pero para el que no estoy dotada ni preparada, o el romántico. Las próximas historias que pretendo desarrollar abandonan el sendero por el que he transitado hasta ahora. El lector dirá si he acertado o no.
Autora de novela negra y cabeza visible de Pamplona Negra. ¿Cómo van los preparativos de la próxima edición, que usted dirigirá por primera vez?
¡Van bien! La verdad es que está siendo muy emocionante e intenso. Es un enorme reto a nivel personal y profesional; el listón está muy alto, porque Carlos Bassas ha sido un excelente director que organizó cuatro ediciones magníficas y espero estar a la altura. Creo que lo más importante es que estoy trabajando con la máxima ilusión y sin escatimar esfuerzos para ofrecer una quinta edición de Pamplona Negra a la altura de sus predecesoras.